Educación consciente, conócete a ti mismo/a

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Conocerse a uno mismo/a debería ser la tarea principal en la vida.

 

Estar en sintonía con nosotros mismos es una de las mejores sensaciones emocionales que podemos proporcionarnos, de hecho, varias teorías psicoanalíticas consideran que la relación terapéutica constituye un adecuado correctivo emocional que puede proporcionar una experiencia satisfactoria de sintonización.

 

La educación que promete  incluir un  sin fin de conocimientos aplicados a las ciencias, la historia y el conocimiento teórico puramente, pero, ello no es suficiente para lograr ser un humano completo, pues ya el arte de pensar y reflexionar es antigua como la historia de la Filosofía y la Humanidad.  “Conócete a ti mismo” está escrito en el derruido Templo de Apolo en Delfos.

 

Actualmente, parece no ir de la mano la era digital con la era de la consciencia, pero, si hacemos una pausa, observamos que las emociones dirigen nuestro pensamiento en la mayoría de las ocasiones.

Por tanto, la capacidad de reconocer un sentimiento en el mismo momento que aparece, constituye la piedra angular de la inteligencia emocional, de una educación consciente, que debería ser promovida desde la infancia.

La capacidad de reconocer las emociones, saber controlarlas sin reprimirlas

 

¿Cómo?

 

Haciendo conciencia de uno mismo como habilidad básica.
El autocontrol, como habilidad estratégica, gratificando la demora, saber sofocar la impulsividad, esto es algo que se practica desde los más pequeños y se continúa en la adultez, dando lugar a la automotivación para la consecución de objetivos reales.

¿Y la empatía? 

Reconocer sentimientos propios, pero también los ajenos, ponerse en el lugar del otro, esto que parece tan simple, puede dar lugar a forjar personalidades altruistas con alto niveles de vocación.
¿Y qué nos aporta todo esto?
Personas creativas, sensibles, empáticas, felices y con alto nivel de consciencia.
Es decir, personas responsables afectivamente y equilibradas emocionalmente.

El CI tampoco es la clave para fomentar un desarrollo emocional y cognitivo desde la infancia,  (¡¡recomendación para papás y mamás: NO OBSESIONARSE CON LOS TEST DE INTELIGENCIA!!).
La inteligencia entonces, va de la mano del control de uno mismo y todo lo que eso conlleva, desarrollando altos niveles de pensamiento crítico y de habilidades sociales imprescindibles en el arte de vivir.

Es precisamente sobre la base del autocontrol y la empatía sobre la que se desarrollan las habilidades interpersonales, aptitudes que nos garantizan la eficacia en el trato con los demás  y el  principio de la autoconsciencia.

La conciencia interna que nos permite observar nuestros estados internos, se comienza a trabajar desde el momento 0. 

Howard Gardner propone:  “Uno aprende a mejorar cuando hace algo que le gusta y disfruta comprometiéndose con ello, es decir el flujo, como estado interno del niño.
Deberíamos utilizar los mismos estados positivos de los niños para atraerles hacia el estudio de aquellos dominios en los que demuestran ser más diestros”.

Es decir, niños y niñas “bien sintonizados”.

Y, en cierta ocasión Sigmund Freud le dijo a su discípulo Erik Erikson, que “la capacidad de amar y trabajar constituyen los indicadores que jalonan el logro de la plena madurez”.

 

 

Por  lo tanto, tres tips 👍

 

1.Tranquilizarse a uno mismo/a, es decir no caer presos de los impulsos. 
No dejarse llevar por el secuestro emocional ante el conflicto se trabaja desde la infancia.

 

2.Desintoxicarse de la charla interna con uno mismo/a.

Aprender a dominar los pensamientos, que no inunden nuestra cabeza y perpetúen los bloqueos.

 

3.Escuchar y hablar de un modo no defensivo.

Saber escuchar, no solo oir, es imprescindible para la comunicación efectiva y el desarrollo de la empatía, que consiste en escuchar los sentimientos reales subyacentes al mensaje verbal.

 

En definitiva, entrenar respuestas emocionales más positivas, con base en la educación.

 

“La principal esperanza de una nación descansa en la adecuada educación de su infancia”. -Erasmo-

 

 

Debemos comprometernos con una vida más consciente, un mundo más amable que dejarles a los niños/as del futuro, un tipo de educación vivencial, que fomente el pensamiento crítico, las habilidades sociales y la formación integral para la vida.
De modo que los adultos que se desarrollen, sean adultos completos, conscientes y felices.

 

¿Comenzamos?

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