Hoy quiero hablaros de la ansiedad desde una perspectiva muy humana, ya no solo como terapeuta, como analista, como educadora, como articulista, sino, como paciente.
Imagina despertar cada día con el peso de un mundo que espera demasiado de ti, mientras tú solo quieres respirar.
Imagina acostarte cada día con la sensación de no haber estado a la altura, de no estar viviendo la vida que deseas o de sentir que las dudas e inseguridades te aplastan.
Imagina sentir que una vez más, no has podido lidiar con esos problemitas de pareja y te has visto superada/o.
Imagina una vez más haberte sentido superada en una relación familiar tóxica, que sientes que te impide avanzar.
Imagina que tus dietas, tu alimentación saludable, tus tareas importantes, tu salud física, se vuelven a desmoronar.
Imagina que todo explota y de repente sucede: la ansiedad vuelve a aparecer. Tu cerebro desconecta, entra en bloqueo, el miedo te invade y solo piensas: “Me he vuelto loca o me voy a morir”.
Muchas veces puede provocar un ataque de pánico y entonces realmente tomar una sensación de ahogo, puede incluso que tu vida cambie. Puede que tomes una decisión en ese momento que no quieres, que alguien te ayude o quizá, todo lo contrario.
Y tú, ahí, sin saber qué hacer, qué decir, solo deseas que el mundo se pare por un momento.
Y en vez de eso, solo consigues una cosa: Culpa, culpa y más culpa.
¿Te ha pasado alguna vez?
A mí sí.
Este blog es especial, me encantaría llegar a ti desde el punto más cercano posible. Ya que ha sido recientemente «El Día de la Salud Mental», lo cierto es que la salud mental también es esto: poder entender lo que te sucede en momentos del día donde de repente, sin recurrir a la culpa, la ansiedad aparece, y puedas entender por qué y gestionarla de la mejor forma posible. En mi libro Miedo al Miedo, disponible en Amazon, te cuento algunas cositas.
Este es el mundo en el que te aseguro que muchas personas viven hoy. La ansiedad, esa compañera silenciosa, se apodera de personas que, a menudo, se sienten atrapadas entre las expectativas ajenas y sus propios sueños, entre los recuerdos y las vivencias dolorosas pasadas, y los retos del presente, frente a la incertidumbre del futuro, frente a miedos que desconocen y acrecientan.
¿Qué pasa cuando la mente se quiebra bajo la presión?
Freud describió la ansiedad como un conflicto interno, un grito del alma por liberarse de las cadenas de la represión.
Esta presión no tiene por qué ser externa, puede ser una presión interna, incluso un recuerdo que te atormente consciente o inconscientemente, una herida fuertemente anclada que se aviva con ciertas conexiones y/o estímulos en el presente. (Ya sabes lo que te cuento siempre, el inconsciente no entiende de fechas y vencimientos, de tiempos de reloj…)
La ansiedad, muchas veces (como en mi caso), puede ser la batalla entre el deseo personal de ser uno mismo y el mandato social de ser perfecto, complaciente y exitoso. Incluso de ser y alcanzar “eso que esperan que seas”, pero que nada resuena en tu esencia.
Por ejemplo, esto sucede cada vez que te relaciones con tu familia, en un trabajo o cada vez que trates de mantener las expectativas ajenas de lo que se espera de ti en una pareja. (Ni decir cabe, si en estos casos, te toca lidiar con personas narcisistas, tóxicas, abusivas o irresponsables emocionales).
No sentirse suficiente puede ser detonante de un auténtico martirio hacia la perfección que nunca llega, hacia el autosaboteo y a un auténtico romance tóxico contigo mismo/a.
¿Quién soy YO realmente en medio de todos estos mandatos y exigencias?
Como antes te decía, la presión se convierte en una bomba de tiempo emocional. Cada día, miles de personas sufren en silencio, llenas de dudas sobre si están viviendo la vida que realmente desean o la que les han dicho que deben querer y alcanzar. La sensación de ALGO PUEDE SALIR MAL, el inminente fracaso podría suceder y esto sería algo terrible.
Este miedo que nos bloquea, nos recorre, a las personas que padecemos ansiedad, puede suceder exactamente en cualquier ambiente, en cualquier momento inesperado.
«La ansiedad es esa sombra invisible que te acompaña a cada lugar, aún cuando el sol brilla más fuerte que nunca.»
¿Un consejillo?
(A ver si te suena)
Conócete a ti mismo/a.
Y es que imagina comenzar a mirar tu teléfono y creer que todo lo que te aparece en las redes sociales es real, y comenzar a comparar inconscientemente tu vida con la de cualquier persona que te aparezca, y así una y otra vez. Imagina entrar en un bucle de rumiaciones incontrolables y caóticas destinadas al desastre.
Las redes sociales, en lugar de conectar, a menudo se convierten en espejos distorsionados que amplifican la inseguridad. La imagen perfecta de otras personas nos susurra que no somos lo suficientemente bonitos, lo suficientemente fuertes, delgados, exitosos, ricos, lo suficientemente buenos.
Imagina qué tremendo refuerzo puede ser este para un diálogo interno que has elaborado a raíz del sufrimiento infantil y adolescente por causas X (a menudo familiares y/o sociales).
¿Qué crees que puedes estar alimentando de nuevo? Miedo, culpa, inseguridad…
La realidad es que haría falta otro artículo para seguir hablando de la ansiedad en todos los planos: sexual, afectivo, profesional, físico… (Si te interesa mucho, házmelo saber, contáctame a través de mi email).
¿Y entonces, cómo llegar al camino de la sanación?
El primer paso es entender que la ansiedad no es debilidad, no es intensidad, no es un fallo, no es tu culpa. Sino, un llamado interno para detenernos y escucharnos. Un síntoma, tu cuerpo, tu espíritu, tu mente se manifiestan para ser atendidos, para ser tu propia prioridad, para tratar de conocerte, amarte y respetarte.
El psicoanálisis ofrece una vía para profundizar en estas emociones y entender los conflictos inconscientes que nos atormentan. A través de la terapia y el análisis, además de conocerse y entenderse, muchas personas descubren que la ansiedad es un reflejo de una vida que ya no pueden sostener, que hay partes de ellas que han sido reprimidas por mucho tiempo y que necesitan ser liberadas. Que hay partes de sí mismos/as que están rotas, y deben ser reparadas con amor y atención, de lo contrario este bucle no cesará nunca. La pelota se hará más grande y las situaciones, además de repetirse, se harán insostenibles en el tiempo.
La ansiedad es una sombra que nos descubre, que busca la liberación y la compasión de ese niño/a interior que quiere ser escuchado, amado, valorado, validado y quiere SER, en su propia esencia. Empieza a romper esas cadenas, recuerda que cuanto más escapes, más te perseguirá. No estás solo/a.
Deseo que te haya ayudado leer estas líneas y esta pequeña parte de mí, que me encanta poder compartir contigo, querido/a lector/a.
Te espero al otro lado, en el diván.
Nerea Sánchez
[Analista]