Presos de la Envidia

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¿Alguna vez te has sentido preso/a de la envidia?

¿La maldad parece brotar de tu foro interno y no sabes por qué?

O peor aún… 

¿De dónde es que aparece?

Bien, sigue leyendo estas líneas, quiero hablarte del sentimiento de envidia tan humano, desde el punto de vista psicoanalítico…🧐

La envidia es un sentimiento complejo y fuertemente arraigado a la naturaleza humana desde temprana edad, (hasta aquí, no te descubro nada nuevo), pero… 

¿Sabes?
Ya Freud la veía como una emoción primaria y universal que sobreviene desde la infancia y que nos crea una fuerte sensación de resentimiento, pudiendo sacar “lo peor” de nosotros mismos, por desear poseer algo que otra persona tiene…o peor aún, por estar seguros de que si nosotros no la tenemos , EL OTRO no la merece.

¿Has sentido algo así en algún momento de tu vida?- Estoy segura que sí, y lo peor, la no aceptación, dejarlo en un segundo plano… porque… para qué engañarnos… “no queda bonito” aceptar que eres un/a envidioso/a (sólo a veces).

* ¡Vamos un paso más allá! 🚩

El sufrimiento humano es muy amplio, ya que se alimenta de identificaciones, paradigmas, apego, identidad, creencias, síntomas… Una larga lista que puede ser “caldo de cultivo”, para la aparición de sentimientos como la rabia, la ira o la envidia.

Cada vez que la envidia aparece ➡ ️SUFRIMIENTO.

Ya que esta misma envidia, aparece como un encubrimiento para el deseo, una figuración psíquica del deseo rechazado, según el psicoanálisis: Deseamos ser uno con el objeto de deseo, deseamos poseerlo. 

( A ver, A ver… 🚩 DESEOS, POSESIÓN, ENCUBRIMIENTO, MIEDO, FRUSTRACIÓN, PARCHES, NARCISISMO… ¿Algo más? )

Pues mira, a propósito del deseo, quería advertirte que NUNCA dejaremos de desear, ya Lacan te advertía pequeñas cosas con respecto al deseo…:

“ El deseo es siempre deseo, el deseo nunca se satisface, cuando parece cumplir su objeto, resurge con otro objeto y así AD INFINITUM”

Por ello si ponemos la vista atrás (o adelante), una vez alcanzado lo deseado, desearemos de nuevo, – ¡ajá!-  Volveremos a la encrucijada una vez más.

Aquel que sufre, pide soluciones instantáneas para aliviarse.

-Parches-,  que en el momento le sirven a uno (aunque sólo sea para relegar a un segundo plano)… Y que más adelante irán apareciendo en forma de síntoma, pero mientras, continuamos viviendo, modo automático “tan felices”.

¿En dónde aparecen estos síntomas?

Fácil, en nuestro YO, en el SELF, haciendo la sombra inconsciente, un poquito más grande.

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El término SELF, (por cierto), engloba conceptos tales como: autoestima, autopercepción, autoconciencia, autoimagen, autoconcepto, autoeficacia, autoevaluación, autodeterminación (cantidad de AUTOS, que hemos creado desde la infancia y que indican nuestra propia valoración e identificación de nosotros mismos). 

Para verlo más claro, el SELF sería el grado de consciencia que tenemos sobre nosotros mismos, y de la integración de nuestros diferentes procesos cognitivos.

-¿Y esto qué tiene que ver con la envidia?-

Pues bien, te habrás dado cuenta que cuando tu seguridad, confianza y autovaloración merman, tu envidia hacia los demás (en muchas ocasiones), tiende a aumentar.

Porque vemos en otros aquello que no logramos alcanzar, o incluso de forma narcisista, deseamos al objeto, queremos poseerlo para que nos sirva, nos sea funcional, -casi como objeto literal-.
Ahí puede aparecer el odio, la venganza, la rabia… los malos deseos al otro.

¿Maldad humana?
Cuando envidiamos algo o a alguien, le deseamos el mal para que simplemente lo pierda, porque si nosotros no lo tenemos, no queremos que nadie lo tenga, una postura muy egoica, actuando bajo el deseo desmesurado.

Cuando envidiamos, mostramos una falta, y la falta es inherente al ser humano.

Podemos sentir la falta, ello no es malo, no reprimir demuestra madurez psíquica y gestión emocional, un nivel de conciencia trabajado y elevado (sin duda).

Por ello te recuerdo algo:

La fina y delgada línea de admiración y la envidia.
🧠
“En vez de resentirse con el éxito ajeno, reflexiona sobre qué te detiene a ti de alcanzarlo”.

Es decir, en vez de poner el foco en el otro como objeto de crítica, pongamos  focus en lo que uno mismo puede mejorar, con valentía, aceptación y admiración.

Centrarse en lo que uno puede mejorar, SIMPLE – 

Nos cuesta tolerar la envidia y por eso la reprimimos, con lo cual, la acrecentamos, la relegamos a un lugar oscuro de la psique y la catalogamos como emoción nociva, cuando en realidad, sin dejar de aceptarla como poco agradable, podemos tomarla desde un punto informativo y resiliente para  ver qué nos aporta. Quizá, esa falta interna podemos comenzar a trabajarla y superar nuestros límites (una vez más), con infinita GRATITUD.

“Aquellos con fortuna a menudo enfrentan la hostilidad del anhelo”.
-Epicteto-

¡Hasta la próxima queridos lectores ❤ ️!

Nerea Sánchez
[Analista]

FUENTES BIBLIOGRÁFICAS

  • Sigmund Freud/ Obras Completas/ Trabajos sobre metapsicología y otras obras (1914-1916), Tomo XIV, Amorrortu Editores/ Volumen 14, 2017.
  • Freud, S./ Los textos fundamentales del psicoanálisis/ Editorial Altaya, Grandes obras del pensamiento/ 1993.
  • Boillat Marc  (de Corgemont Sartorio) / Siddharta Gautama El Psicoanalista / La moderna psicología budista/ Editorial Alas.
  • Carl G. Jung, Larry Dossey, Marie Louise Von Franz y otros/ Encuentro con la Sombra/ Kairós/ 2020.
  • Gerhardt, Julie / Las Raíces de la envidia / Número 0352010/ Aperturas Psicoanalíticas / Revista internacional de psicoanálisis/ 2009. https://www.aperturas.org/articulo.php?articulo=0000649
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