La inteligencia como juguete

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Creatividad y Mindfulness, ¿De qué forma se conectan? ¿Por qué se ha puesto de moda la palabra Mindfulness? ¿De qué modo mejoran nuestra vida estos conceptos?
¿Por qué es necesario jugar? ¿Es el juego una cuestión infantil?

Si observamos a un niño/a en cualquier momento que se encuentre solo o en compañía, con facilidad lo encontraremos socializando a través del juego o desarrollando sus habilidades y su imaginación jugando.

Es pues a través del propio acto de jugar, cómo la inteligencia y la creatividad se desarrollan. Avanzando un paso más, en el poder de la concentración, por pequeña que sea, los pequeños desarrollan un método para centrar la mente. En realidad, ellos no están siendo conscientes de todo lo que está sucediendo en su mente con este acto tan natural.

Si nuestra mente está dispersa, no podemos hacer nada. Las distracciones abren la vía a las emociones contraproducentes. Sin una concentración clara y estable, el discernimiento no puede conocer la verdad de las cosas y por tanto progresar.

De hecho, los niños pueden imaginarse muchas menos cosas que los adultos, pero creen más en los frutos de su fantasía y la controlan mucho menos, es por ello que algo soñado, todo el material de la imaginación y la fantasía es más potente en la infancia que en la adultez.
  

¿Qué ocurre entonces?  Dejamos de soñar, dejamos de desarrollar creatividad, dejamos de crear, nos limitamos a vivir en la rueda de la vida diaria, activamos el modo autómata y olvidamos el poder de jugar, de sentirnos niños y engrandecer el focus.

¿SABES ALGO?

Cuando pintamos, jugamos.

Cuando escribimos, jugamos.

Cuando hacemos manualidades, jugamos.

Cuando hacemos teatro, jugamos.

Cuando cocinamos, creamos, jugamos.

Cuando practicamos deporte, jugamos.

Cuando tocamos un instrumento, cantamos o bailamos, jugamos.

Cuando hacemos un crucigrama, jugamos.

Cuando usamos el humor en nuestra vida diaria, jugamos.

Cuando jugamos, nos concentramos, cuando nos concentramos, la inteligencia se pone en marcha: Se divierte y se multiplica, surgen más ideas, nuestro ánimo mejora, nuestro sistema inmune asciende, nuestra energía se eleva y por tanto, se produce un beneficio individual y colectivo. Ahí, aunque no lo creamos, estamos practicando Mindfulness. 

No todo es meditar, de hecho, el simple hecho de meditar resulta muy complicado para muchas personas. Es una auténtica práctica que como toda práctica, necesita tiempo y progresión para que sea efectiva y se logre un disfrute y eficacia plena.

Te propongo: ¡Respirar! Bajar al centro del abdomen, al plexo solar, en un acto de inteligencia ¿Acaso no es inteligente el cuerpo? La inteligencia se expande a todo el cuerpo, cuando se vive la vida como un sabio, así que RESPIRA.

Fritz Pearls decía “abandona tu mente y baja a tus sentidos”. Respirando conscientemente, creando hábitos que beneficien nuestra salud mental, emocional y fomenten el uso de la inteligencia realizamos mindfulness.
Dando la importancia suficiente al hecho de romper la rutina monótona que destierra de nuestra cabeza las ganas de poner en práctica nuestras habilidades con amor propio,
TU PUEDES.


Si la inteligencia juega, la ignorancia desciende y la consciencia aumenta.

La autoestima y la identidad se forjan hábilmente desde la infancia en los actos diarios de ocio y expresión, jugando los niños/as descubren grandes pasiones, habilidades, se sienten validados, ponen en práctica sus deseos y crean sueños nuevos…

¿Por qué no seguir jugando entonces? ¿Qué tanto tiempo destinas a jugar en tu vida diaria? ¿Cómo valoras tu tiempo de ocio? ¿Practicas un ocio saludable?

Que la imaginación creadora no decaiga, que en el acto de jugar, encontremos un momento de brillantez y de plenitud, sea el primer paso hacia una mente consciente, crítica, y por qué no, contemplativa e intelectual. Ya Goethe dijo que era la imaginación la precursora de la razón, y no se equivocaba.

¿Jugamos?

Por último, te dejo reflexionar con este pequeño fragmento…

“Gran parte de nuestra planificación es como querer nadar en una quebrada seca. Muchas de nuestras actividades son como gobernar la casa en un sueño.
Delirando de fiebre, uno no reconoce la fiebre”.
(Paltrul Rinpoché, Palabras Sagradas)

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¡Mi nuevo libro "MIEDO AL MIEDO" ya está aquí!